MUSICOTERAPIA EN CUIDADOS PALIATIVOS.
- Marzo 17/2021

Especificidad en la clínica de adultos y personas mayores con enfermedades crónicas complejas, amenazantes y/o limitantes para la vida. Autora: Lic. Valeria Casal Passion.
Fragmento. LIBRO: “Construcción colectiva de políticas sanitarias en tiempos de incertidumbre"(ISBN N* 978-987-45937-6-4)
“Sucede que las orejas no tienen párpados” (Quignard, p.66) y aquello audible que pretende ser escuchable fundamentado en el supuesto beneficio que otorga, puede implicar una práctica basada en la obediencia y ser iatrogénica. La utilización de instrumentos musicales o la audición musical está relacionada a la historicidad del sujeto, basados en la musicalidad fundante y formante de sus procesos identitarios.
Nuestra corporeidad, aquella que trasciende lo orgánico, simiente de nuestra existencia define lo humano desde la musicalidad que ha sido fundante. La fonación deviene voz, el organismo deviene cuerpo, la visión se hace mirada y la audición se hace escucha, en la trama tejida durante los encuentros significativos. Desde un principio el lenguaje sonoro está involucrado en los intercambios subjetivantes. Los constituye, los conforma y los contornea. Es materia y envoltura del vínculo temprano. (Giacobone, 2018)
La musicalidad nos define como especie mientras la música es un rasgo o acervo cultural (Casal Passion, Giacobone, Luhía, 2019). Esta musicalidad, huella inscripta en la memoria, se reedita y actualiza en la vida adulta. La base de una intervención musicoterapéutica radica en la escucha.
Más allá de lo audible, la voz y el cuerpo son escuchables y cuando el dolor se presenta irrumpe, como evento disruptivo de la experiencia, en la existencia en su totalidad. El dolor es más allá de lo orgánico, el entramado entre cuerpo y psiquis y su relación con el mundo son el tiempo y el espacio del padecimiento, ámbitos para su escucha humanizante. Según Le Breton el dolor “no se reduce a una serie de mecanismos fisiológicos, concierne a una persona singular inserta en una trama social, cultural, afectiva y marcada por su historia personal. No palidece el cuerpo, sino el individuo entero.” (Le Breton, p.11)
Cuando el cuerpo como condición de la existencia se encuentra amenazado, el padecimiento es del sujeto en su totalidad, su mismidad y su integridad. Es frecuente la búsqueda del sentido del dolor. “Dar un sentido a un dolor insondable es, por último, encontrarle y disponerle un lugar en el seno de la transferencia en donde podrá ser gritado, llorado y gastado a fuerza de lágrimas y de palabras” (Nasio, 1996). Pero este sentido y la verbalización no siempre son posibles. Habitamos un cuerpo, que a la vez nos habita, somos primero voz, luego cuerpo. La palabra advendrá posteriormente y será la voz la que le dará apoyatura. Las voces y los cuerpos son diversos, con multiplicidad y pluralidad en sus expresiones. La palabra no siempre es asequible y lo inasible puede dar lugar a lo imposible de ser dicho a través de ella. Aunque la palabra advenga, el musicoterapeuta se ubica a la escucha en una trama dialógica (intersonora y vinculante) y lo sonoro musical (con su musicalidad fundante de lo humano) y lo corporal serán el núcleo de lo expresivo. El musicoterapeuta se encuentra a la escucha de este decir, a su encuentro, otorgando espacio y tiempo a la búsqueda de su sentido. Pero no todo es traducible, y ocasionalmente el sentido es inhallable. Ejercer escucha es respetar un decir y donar oportunidad también al silencio. En el silencio los cuerpos también suenan, resuenan, silencio plagado de voces que no es privación sino derecho y resonancia.
El silencio, en efecto, debe entenderse aquí no sólo como una privación, sino como una disposición de resonancia: un poco –y hasta exactamente- como cuando, en una condición de silencio perfecto, uno oye resonar su propio cuerpo, su aliento, su corazón y toda su caverna retumbante. (Nancy. P.45).
La especificidad de la musicoterapia como proceso de tratamiento en cuidados paliativos conforma una práctica subjetivante en contextos de fragilidad, con perspectiva de derechos, lo que implica el respeto por la dignidad de la persona, su autonomía y derecho a la salud".
Puede solicitar el artículo completo a info@saludenlazos.com.ar
COMENTARIOS
No han dejado comentarios
Escriba su comentario